Un mundo con problemáticas distintas necesita de soluciones distintas, y la innovación disruptiva es fundamental para el desarrollo de estas soluciones. Lejos del business as usual, al que muchas empresas están acostumbradas.
 
Las innovaciones disruptivas destinadas a generar cash flow a tres o cuatro años vista, no pueden basarse mediante presupuestos departamentales anuales, o acabarán abocades al fracaso.
 
¿Cómo puede entonces una organización llevar a cabo proyectos de innovación disruptiva exitosos?
 
Por un lado hay que considerar que las innovaciones disruptivas deben gestionarse como si fueran startups.

Y un segundo aspecto es que los proyectos de innovación deben ser gobernados como si fueran un venture capital.
 
Estos dos objetivos, son aplicables y accesibles para cualquier empresa, independientemente de su tamaño.
 
La mentalidad directiva cortoplacista de muchas empresas enfocadas al resultado inmediato, resulta perjudicial para desarrollar proyectos de disrupción en sus primeras etapas. Y es por esto por lo que muchas buenas ideas de negocio acaban siendo un fiasco.
 
La innovación disruptiva puede requerir un cambio significativo en la mentalidad y enfoque de la organización, así como una disposición para abandonar modelos de negocio existentes. La perseverancia, el aprendizaje continuo y la adaptabilidad son fundamentales para el éxito en la innovación disruptiva.
 
Pero el principal aspecto determinante para el desarrollo de este tipo de mentalidad es el apoyo de la alta dirección. La alta dirección puede brindar los recursos necesarios, ayudar a superar barreras y generar un sentido de urgencia en torno a la innovación disruptiva.
 
Cuando cambiamos la forma de ver las cosas que vemos, las cosas que vemos cambian.